Al fin y al cabo, otra pequeña vanidad filosófica. “En casa frase que pronuncian –y muy precisamente en esta que estás escribiendo en este instante tú, que te empeñas en responder desde hace tantas páginas a una pregunta que te toca en lo personal, y que vas a firmar este texto con tu nombre-, en cada frase, reina la ley sin nombre, la blanca indiferencia: ‘Qué importa quién habla; alguien ha dicho: qué importa quién habla’.” Michel Foucault "Bueno, no era esto a lo que me refería con reflotar a Lenin" La primera pregunta que hacemos si desconocemos una voz al teléfono: “¿Quién habla?”. Si nuestro interlocutor se niega a responderla, insistimos firmemente, haciendo oídos sordos de lo que sea que nos hayan dicho del otro lado. Entendemos las palabras que utiliza el otro, pero aun así lo que nos invade es una suerte de desesperación: Cuando alguien desconocido habla, aunque lo entiendo, no sé lo que dice. Nos rehusamos a establecer un diálogo hasta que nue
"Porque en la batalla filosófica no basta tomar posición contra el adversario, sino que es preciso determinar también la apuesta de la lucha y disputarla con sus propias armas adaptando las formas de su intervención a la naturaleza precisa -históricamente variable- de esta apuesta". Dominique Lecourt.