Unas pocas palabras para Santiago Maldonado. Cuando te toca estar del lado de los perdedores, la historia es como un peso muerto. Ella cae sobre nuestras espaldas con la fuerza de un martillo que un juez acaba de golpear porque dio su veredicto. Después de todo, cada acontecimiento histórico es eso, un veredicto. La historia juega a ser juez, pero no por eso hace justicia. No es imparcial. Hay una lucha por el veredicto de la historia. Ella juega a ser juez pero nos hace trampa. Y voy a explicar por qué. Nosotros queremos vivir para hacer historia, vivir para ser parte de esa lucha, para ganarla. Vivimos para ganar la historia. Pero mientras hacemos eso -que es vivir- tenemos también que sobrevivir. La vida para-sí y la vida en-sí. No podemos librarnos de esta contradicción, hay unidad en ella. La inmediatez de la supervivencia se opone a la historia -los animales no tienen historia. Así comienza su trampa, ya verán por qué. Pero ya podemos empezar a divisar por donde viene
"Porque en la batalla filosófica no basta tomar posición contra el adversario, sino que es preciso determinar también la apuesta de la lucha y disputarla con sus propias armas adaptando las formas de su intervención a la naturaleza precisa -históricamente variable- de esta apuesta". Dominique Lecourt.