Ya no se puede tener una conversación con nadie, porque ya todos los memes fueron vistos, los chistes fueron hechos y las risas ya fueron causadas, los videos virales ya fueron reproducidos y las opiniones rancias ya fueron oportunamente repudiadas. Esto está muy bien y es muy útil para salir de silencios incómodos y situaciones en las que uno está obligado a compartir tiempo con gente que no elegiría, v. g. en el trabajo. Pero cuando la lógica de la viralidad infesta el conjunto de relaciones sociales todo se vuelve una cámara de resonancia detestable en dónde todo el mundo habla de lo mismo y parece no haber lugar para lo nuevo excepto mediante la acción de deslizar hacia arriba . Ahí aparece lo nuevo, que para cuando sea compartido con otra persona ya será viejo porque esta persona también ya lo vio. Es importante destacar cómo, en este sentido, la lógica de lo viral se opone casi punto a punto a la práctica social de la anécdota . Ambas son formas de reproducción de sentido y de l
"Porque en la batalla filosófica no basta tomar posición contra el adversario, sino que es preciso determinar también la apuesta de la lucha y disputarla con sus propias armas adaptando las formas de su intervención a la naturaleza precisa -históricamente variable- de esta apuesta". Dominique Lecourt.