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Albino, Nietzsche y la verdad

« El conocimiento es una centella que brota del choque entre dos espadas ». Nietzsche. Deténganse un momento en esta encuesta. No en el resultado, si no en la pregunta, incluso en la disposición de las opciones, en la forma de planteo y en su diseño. No estamos frente a una encuesta del tipo "¿Quién crees que tiene que ser el próximo DT de la selección?" en donde uno simplemente selecciona el que más le gusta de una lista. No. No está en juego una diferencia de opinión. Estamos, nada más ni nada menos que en una pelea, un duelo, digamos propiamente, una disputa política por la verdad. Ustedes podrán decir: "No hay discusión alguna, se trata de una cuestión científica y no de creencias subjetivas. No puede haber muchas verdades, y sólo uno de los dos la tiene, independientemente del resultado de la encuesta." Pero la categoría de verdad no sólo funciona en un nivel empírico-objetivo (en el cual, por supuesto, Albino está equivocado, o más bie...

Volver al futuro: Revolución Rusa y dialéctica histórica

A 100 años de la Revolución Rusa. El ‘Ancien Régime’ moderno es sólo el comediante de un orden universal cuyos verdaderos héroes han muerto. La historia es radical, y pasa por muchas fases cuando sepulta una vieja forma. La última fase de una forma histórica universal es su comedia. Marx, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel.             100 años después de la Revolución Rusa, escribir algunas líneas sobre su actualidad histórica es como mínimo polémico.   Por un lado, el mundo es gobernado por Trump, Temer y Macri, por nombrar solo algunos, y por otro, el terror del fundamentalismo teocrático del ISIS y el crecimiento de la ultraderecha europea y el neoliberalismo marcan la tónica mundial. Hablar de “actualidad de la revolución rusa” en este contexto podría parecer absurdo a algún lector desprevenido. Esta contradicción entre un mundo girado a derecha y la pregunta por la actualidad...

Para ganar la Historia

Unas pocas palabras para Santiago Maldonado. Cuando te toca estar del lado de los perdedores, la historia es como un peso muerto. Ella cae sobre nuestras espaldas con la fuerza de un martillo que un juez acaba de golpear porque dio su veredicto. Después de todo, cada acontecimiento histórico es eso, un veredicto. La historia juega a ser juez, pero no por eso hace justicia. No es imparcial. Hay una lucha por el veredicto de la historia. Ella juega a ser juez pero nos hace trampa. Y voy a explicar por qué. Nosotros queremos vivir para hacer historia, vivir para ser parte de esa lucha, para ganarla. Vivimos para ganar la historia. Pero mientras hacemos eso -que es vivir- tenemos también que sobrevivir. La vida para-sí y la vida en-sí. No podemos librarnos de esta contradicción, hay unidad en ella. La inmediatez de la supervivencia se opone a la historia -los animales no tienen historia. Así comienza su trampa, ya verán por qué. Pero ya podemos empezar a divisar por donde viene...

Discurso sobre el asco

Un discurso para todos y para nadie. Sepamos que nuestro enemigo utiliza un método perverso. Sepamos que nuestro enemigo es quien mejor nos conoce. Nos pega donde más nos duele, ahí, en la incomodidad de ser dignos. Nos pega exactamente en ese lugar, allí donde nos atormenta la impotencia de saber que para luchar por todos hay que enfrentar a muchos. Su arma es poderosa, es la irritante indiferencia del desagradecido, la insoportable soberbia del necio que se vanagloria de su inmundicia. Sí, qué asco. Y ellos, nuestros enemigos, saben de nuestro asco y planean asquearnos hasta que vomitemos todo lo que tenemos adentro. Es un método perverso, es cierto, pero ¡atención! Lo que llevamos adentro es todo un mundo nuevo. Es justamente por eso que ellos son nuestros enemigos y nosotros los de ellos. Nos quieren hacer vomitar todo eso que llevamos adentro hasta que allí no quede nada más que nosotros mismos. Esa es su victoria: la ficcional autarquía boba del individuo pseudo-sob...

¿Quién habla? o La risa de Lenin

Al fin y al cabo, otra pequeña vanidad filosófica. “En casa frase que pronuncian –y muy precisamente en esta que estás escribiendo en este instante tú, que te empeñas en responder desde hace tantas páginas a una pregunta que te toca en lo personal, y que vas a firmar este texto con tu nombre-, en cada frase, reina la ley sin nombre, la blanca indiferencia: ‘Qué importa quién habla; alguien ha dicho: qué importa quién habla’.” Michel Foucault "Bueno, no era esto a lo que me refería con reflotar a Lenin" La primera pregunta que hacemos si desconocemos una voz al teléfono: “¿Quién habla?”. Si nuestro interlocutor se niega a responderla, insistimos firmemente, haciendo oídos sordos de lo que sea que nos hayan dicho del otro lado. Entendemos las palabras que utiliza el otro, pero aun así lo que nos invade es una suerte de desesperación: Cuando alguien desconocido habla, aunque lo entiendo, no sé lo que dice. Nos rehusamos a establecer un diálogo hasta que nue...